Bolivia: lecciones memorables para la autonomía democrática del IPN

 

Publicado en La Jornada 14 octubre 2014

Erika Celestino* y César Iglesias**

El Instituto Politécnico Nacional (IPN) se encuentra ante una encrucijada histórica ineludible: mantenimiento a largo plazo de un sistema que designa director general sin votación libre, universal y secreta, o tránsito hacia la autonomía democrática. Es insostenible que los mexicanos tengamos derecho a elegir presidente de la República, pero los politécnicos no para elegir director general.

Sin duda, existen fuerzas políticas dentro del IPN interesadas en generar un escenario basado en lo que Wallerstein llama principio de Lampedusa: simular que todo cambia para que todo siga igual. Peor aún, el riesgo de un director general que dé juego a las organizaciones históricas porriles está en curso. De darse, se produciría una auténtica regresión histórica. El IPN debe ser llevado a convertirse en una institución del siglo XXI. Siendo una de nuestras instituciones educativas más importantes, podría transitar al reconocimiento de su mayoría de edad.

Para explorar que la oportunidad histórica actualmente abierta consiga concretarse, el IPN enfrenta el desafío de edificar un proyecto propio de autonomía. Que contribuya a desarrollar la autonomía en la historia del sistema educativo mexicano. Entre las respuestas para oponerse a la autonomía politécnica se encuentra que ni las universidades de Europa ni las de Estados Unidos cuentan con autonomía. Para anhelar y vislumbrar la viabilidad de la autonomía democrática no hay que mirar hacia el norte, sino hacia el sur. Hay que mirar el futuro, pero desde dentro del pasado y el presente de América Latina.

Si se lanza una mirada de ese orden, emerge que en la historia de América Latina la autonomía democrática para las instituciones educativas no es un anhelo; ya existe, con una trayectoria nada corta, que cuenta con vigorosos alcances. Ese pequeño rincón del mundo, Bolivia, arroja lecciones memorables. Desde hace 33 años, sus 11 universidades públicas –con la Universidad Mayor de San Andrés, la Universidad Mayor de San Simón y la Universidad Gabriel René Moreno al frente– ejercen el derecho de votación libre, universal y secreta de su comunidad estudiantil y docente no sólo para elegir rector, sino vicerrector. Más aún, con base en votaciones democráticas se designan directores académicos de las facultades y directores de carreras –una facultad puede incluir diversas licenciaturas–.

Sumamente importante: todas las universidades públicas de Bolivia cuentan con consejos paritarios en todos sus niveles. Dando lecciones avanzadas de democracia, el consejo universitario es paritario. Lo conforman un número de profesores igual al número de facultades, más dos estudiantes de cada una de ellas, Decanos, un representante de la Federación Universitaria Docente, dos de la Federación Universitaria Local, más el rector y el vicerrector. Plataforma esencial de su autonomía democrática: cada facultad y carrera tiene consejos paritarios, están integrados por 50 por ciento profesores y 50 por ciento alumnos. Los directores de carrera y académico, y hasta el decano, miembros de estos órganos de gobierno, se nombran mediante votaciones. Muy destacado: los funcionarios no forman parte de estos consejos paritarios.

Sobre la base de su autonomía política, la Constitución otorga amplios poderes de autonomía administrativa a las universidades públicas bolivianas: el consejo universitario, el consejo facultativo (es decir de cada facultad) y el consejo de carrera aprueban el plan operativo anual y el presupuesto correspondiente. A través de los consejos paritarios, la comunidad estudiantil y docente interviene, con todo derecho legalmente reconocido, de modo directo y eficaz, en el diseño de proyectos de canalización del presupuesto federal que se les asigna y de política de contratación de profesores. Velan por su ejecución práctica.

Por si fuera poco: en Bolivia existe el impuesto directo a hidrocarburos. Los combustibles fósiles reciben un impuesto de 5 por ciento que, sin mediación de aprobación alguna, se asigna directamente al desarrollo del sistema educativo público nacional.

No es desde el triunfo de Evo Morales: es de mucho atrás que el movimiento estudiantil alcanzó las victorias para edificar la autonomía democrática en las universidades públicas. La alcanzaron desde 1930. Tuvieron dos interrupciones, 1972-78 y 1980-81. La autonomía democrática de las universidades públicas esta formalizada en la actual Constitución Política del Estado Plurinacional, pero en la anterior Constitución también estaba reconocida.

Bolivia importa como constatación de que la autonomía democrática es viable y posible. De que el nombramiento legal de directivos dota de estabilidad y equilibrios de largo plazo a una institución que se basa en la legitimidad democrática. El IPN debe producir su proyecto de autonomía. Mirar con perspectiva el IPN del siglo XXI permitiría reconocer que la autonomía democrática llevaría esta institución a dar un gran paso adelante en la historia de México.

*Profesora ESE-IPN

**Profesor ESCA UT-IPN

autonomiaipn@gmail.com

 

El IPN a un mes de la huelga, en A Contracorriente. Rompeviento TV. 23/10/14

Luis Hernández Navarro entrevista a la Dra. Erika Celestino y al Maestro en Filosofía César Iglesias. A un mes del paro de labores en el IPN Los analistas hacen un balance en torno al movimiento, y las nuevas demandas de autonomía

 

Restructuración neoliberal, causa de la crisis en el IPN, considera analista

 

Afecta desde lo académico hasta la organización política, dice Erika Celestino
Han sido 15 años de degradación que dañan el proyecto fundacional de la institución
Afirma que la lucha estudiantil se acerca a una encrucijada, pues es urgente la autonomía
Arturo Sánchez Jiménez
Periódico La Jornada
Viernes 3 de octubre de 2014, p. 42

Las movilizaciones de estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN) han sido espontáneas, pero no casuales. Se deben a una serie de degradaciones que durante la década y media pasada han sucedido en esta casa de estudios, tanto en lo académico como en las formas de organización política de su comunidad, que fueron colmadas cuando se aprobó la reforma al reglamento interno.

No es una simple modificación de artículos, es cambiar el sentido al instituto y traicionar su proyecto fundacional; aseguró Erika Celestino, profesora de la Escuela Superior de Economía del Politécnico, quien ha realizado un análisis de estos cambios.

Desde hace unos 15 años hay un choque de proyectos en el IPN: por una parte, está el nacionalista fundacional, por otra, una restructuración neoliberal, explicó en entrevista.

Los cinco ejes

Esta restructuración, consideró, tiene cinco ejes: la reducción de los costos por alumno, la restricción de los derechos políticos en la institución y de los mecanismos de expresión, la precarización de las condiciones laborales de los docentes, la apertura de la infraestructura y recursos delPoli a la iniciativa privada y la eliminación de los candados que exigían que los directivos de la institución hubieran realizado estudios en ella.

Sobre la reducción de los costos por alumno, explicó que se ve reflejada en la disminución de la duración de las carreras y en la modificación de los planes y programas de estudio. Las carreras dejan de ser de diez semestres para ir pasando paulatinamente a nueve y se empobrecen los planes de estudios. A esto hay que sumar la puesta en marcha de las llamadas salidas laterales, que son las opciones que ofrece el instituto para los alumnos que no terminan sus estudios, quienes pueden optar, por ejemplo, por un título de técnico superior. Pareciera que el instituto se pone buena onda, pero al final esto estimula que los alumnos se vayan, pues se empuja a que tomen esa salida. No existe un sistema de becas digno que los estimule a seguir en la escuela cuando tienen problemas económicos y se han reducido las oportunidades para que los estudiantes puedan aprobar materias.

La reducción de los planes de estudio implica, dijo, el empobrecimiento de las carreras. Una cosa es que consigas un título de técnico y otra que ese título se acompañe de capacidad y preparación de calidad.

La segunda coordenada es que el reglamento quita derechos cívicos y políticos a los estudiantes, lo que para Celestino va en contra de la Constitución y la libertad de expresión. En el reglamento de 1998 se quitó a los alumnos de primer año el derecho a votar y ser votados como representantes estudiantiles en los consejos técnicos consultivos escolares. La actual reforma es más agresiva, pues en el artículo 178 del nuevo reglamento interno se elimina a los consejeros de segundo año.

Además, el artículo 56 de la reforma señala, entre otras cosas, queserá causa de responsabilidad para los alumnos utilizar para fines distintos a los académicos y sin autorización previa los símbolos de el IPN, y que no podrán impedir ejercicio de actividades a los miembros de la comunidad politécnica o el uso de instalaciones. Y en el artículo 79 hay restricciones similares a los docentes.

Estamos hablando de que la oportunidad de disentir es sancionada en este reglamento. En las marchas se usan los símbolos del IPN y ahorita estamos en paro. Todo eso podría llevar a sanciones como amonestaciones o la baja temporal o definitiva, dijo Celestino.

Sobre la puesta en marcha de la reforma educativa dijo que está plasmada en el reglamento interno, en que se habla de la evaluación al desempeño académico, que es opaca, porque no se explica cómo se realizará ni cómo se utilizarán los resultados. Además, señaló que se han precarizado las condiciones laborales de los docentes, pues, así cuenten con doctorado, a los profesores se les da la basificación por cinco, seis, siete horas de clases, y se pueden quedar así por años.

También consideró que se ha avanzado en el uso de recursos públicos del IPN por parte de la iniciativa privada. Esto se ve en el Canal Once, pues en el reglamento de 1998 decía que no tiene fines de lucro (artículo 220), pero en la reforma ese candado se quitó.

También está el asunto de la integración social del IPN (artículos 33 a 35 de la reforma), “que en realidad se debería llamar integración empresarial. En esta vinculación aparecen las unidades de apoyo y losclusters, que implican que las empresas pueden hacer uso directo de los recursos e infraestructura del IPN”.

Por último señaló que con la reforma al reglamento interno los directores del IPN, desde el director general hasta los encargados de losclusters o unidades académicas, ya no tienen que ser egresados del Politécnico.

Para Celestino el movimiento de los estudiantes tiene muy clara la defensa del proyecto fundacional del instituto. Pero cree que se está acercando a una encrucijada, porque las posibilidades son que llegue un nuevo director general que pare esta reforma al reglamento, pero que siga avanzado paulatinamente en la implementación del proyecto neoliberal, o alcanzar la autonomía.

Enlace http://www.jornada.unam.mx/2014/10/03/sociedad/042n1soc

Entrevista completa a Erika Celestino Martínez y Dónovan Garrido por Carmen Aristegui en CNN

La prestigiosa periodista, conductora de radio y televisión Carmen Aristegui entrevista al estudiante (ESIA-Unidad Zacatenco) Dónovan Garrido y a la Profesora (ESE) Dra. Erika Celestino, en su programa de televisión internacional CNN en español.

27 de Septiembre 2014

Sobre las consecuencias de las modificaciones al Reglamento interno del IPN, en detrimento del nivel educativo de la comunidad estudiantil.